Hace mucho tiempo, en la época de la Santa Inquisición, vivía una mujer que tenía ciertos poderes curativos. Elaboraba pociones curativas con hierbas medicinales y salvaba muchas vidas. Esta mujer se inspiraba gracias a su gatito negro que se llamaba Lucero, ¿y por qué Lucero os preguntaréis? Pues porque ese gato era enteramente negro pero tenía un pequeño lucero en su pequeña frente.
El caso es que su dueña la tacharon por bruja y fue sentenciada a muerte, a morir en la hoguera.
Ella siempre supo que tarde o temprano moriría de ese modo, por ello estuvo amaestrando a su pequeño gato a enviar mensajes,de ese modo le dijo:
-Mi pequeño felino Lucero, ve y llévale esto a Sebastián,él está siempre con el clero, sabrá como salvarme, de todos modos intentaré escapar y me esconderé en una casa abandonada que hay a un día de camino. No me falles mi pequeño.
El gato raudo corrió sin descanso hasta llegar en apenas una hora a la casa de Sebastián y le entregó el mensaje. Cuando éste se enteró de donde se escondía su amiga, fue de inmediato y le dijo:
- Pero mujer aquí te encontrarán enseguida yo te llevaré a un lugar seguro en el que no sospecharán nada.
Ella confiada, fue al carruaje con Sebastián donde se encontró a su gato metido en una jaula lleno de sangre y más adelante cayó al suelo por un golpe que le dio él.
Pronto estaban frente al tribunal de la Santa Inquisición, atados, sus sentencias eran un día de torturas en el calabozo hasta que confesara que era bruja y al día siguiente la hoguera.
Antes de morir en la pira, sin apenas aliento, gritó sus últimas palabras:
- ¡Os maldigo a todos, todos los que nos habéis hecho esto, os maldigo a que cuando yo muera, no descansaré hasta que todos y cada uno de vosotros muráis como mi gato Lucero y yo!
Dicho esto y tras sus muertes, tanto ella como su fiel mascota vagaron y uno por uno fueron cayendo desde Sebastián hasta el último verdugo y tal y como ella decía murieron todos con dolor quemados y torturados hasta morir, después fueron a la luz no sin antes jurar que todos los gatos negros,a partir de que ella ya estaba en paz, darían buena suerte.